Cada vez es más evidente que los retos a los que se enfrentan las zonas urbanas (económicos, medioambientales, climáticos, sociales y demográficos) están interrelacionados, y el éxito del desarrollo urbano solo puede lograrse a través de un enfoque integrado.

De ahí que las medidas que atañen a la renovación física de las ciudades deban combinarse con medidas que promuevan la educación, el desarrollo económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente. La participación de los ciudadanos, de los representantes de la sociedad civil y de la economía local, así como la cooperación con los estamentos gubernamentales, son elementos fundamentales para identificar soluciones compartidas y lograr resultados sostenibles a medio plazo.