Alcantarilla ha sido durante años el municipio con mayor densidad de población de España.
Aspecto este que cambió en 1987, cuando su superficie se vio incrementada en 10,2 km2 con terrenos segregados de Murcia, pasando así de los 5,5 km2 a casi 16 km2, con lo que se cumplió una vieja aspiración de esta Villa.
Localizada a 1º 12′ 60” longitud Oeste y 37º 58′ 23” latitud Norte, la altura sobre el nivel del mar oscila, en el casco urbano, entre los 55 y los 95 metros.
El relieve del municipio es predominantemente llano, por la cercanía del río Segura, que hace de límite con el municipio de Murcia, aunque al noroeste, unas pequeñas elevaciones alcanzan los 200 metros de altitud. Así, la altitud oscila entre los 202 metros (cerro Estaca) y los 50 metros a orillas del río Segura.
Se encuentra a tan sólo 7 km de Murcia ciudad. El término municipal de Alcantarilla cuenta con la peculiaridad de estar rodeado en su totalidad por el término municipal de Murcia.
Así pues, Alcantarilla linda con las pedanías murcianas de Sangonera la Seca, San Ginés, Nonduermas, Puebla de Soto, La Ñora, Javalí Viejo y Javalí Nuevo.
Enlace al Instituto Geográfico Nacional para descargar el mapa topográfico de Alcantarilla. Pincha AQUÍ
La presencia de población en Alcantarilla se remonta a los tiempos remotos de la prehistoria. En las proximidades de la casa de Cayitas, junto al antiguo cauce del río Sangonera, debió existir un poblado ibérico allá por el siglo V a. d J.C., con su necrópolis por la actual calle Hurtado Lorente, en donde se encontró en 1964 una vasija de origen griego de gran belleza que se conserva en el Museo Arqueológico Provincial.
Otro lugar que ha aportado importantes descubrimientos, fragmentos de esculturas de animales y de columnas, además de restos cerámicos, ha sido el cabezo de El Agua Salada, donde hubo un asentamiento ibérico, y posiblemente santuario, también por el siglo V a. de J. C., que permaneció durante siglos hasta la época romana.
Próximo al Museo de la Huerta se han hallado cerámicas que demuestran la existencia de una villa romana entre los siglos I y III d. de J.C. Aunque no son éstos los únicos vestigios arqueológicos de aquel tiempo, pues fragmentos cerámicos ibéricos y romanos se han encontrado por diversas calles de Alcantarilla, desde la vecina Voz Negra hasta las proximidades de Javalí Nuevo. Sin duda la permanencia de población en este lugar en tiempo de los romanos se vio favorecida por ser una zona de paso, característica que ha permanecido en los siglos posteriores, pues por nuestra villa pasaba una importante calzada romana, la que unía Cartagena con las ciudades de la Meseta.
Vienen después varios siglos de oscuridad, en los que nada se sabe con certeza de lo que pasó en Alcantarilla, hasta que parecen las primeras referencias escritas de su existencia en los siglos XI y XII, con las citas de dos autores musulmanes que nos hablan de “Qantarat Askaba”, junto al río Segura, creemos que por los alrededores del puente de Las Pilas, también como lugar de paso en la ruta que comunicaba a Murcia con Granada.
Con la conquista castellana se la conocerá con la denominación de “Alcantariella”, por lo que sigue haciendo referencia a la existencia de un puente pequeño en el río Segura. Del siglo XII ha llegado hasta nosotros el documento más antiguo de nuestra villa, la concesión que hace Alfonso X de la aldea a la orden de Alcántara el 8 de octubre de 1252, cuando todavía el reino de Murcia era sólo un protectorado castellano.
En los años siguientes Alcantarilla cambiará varias veces de dueño al compás de los conflictos bélicos que se suceden en el reino. En 1266, al caer Murcia definitivamente en poder de los cristianos, permanecerá en los territorios que le dejan al rey musulmán de La Arrixaca Muhammad ibn-Hud, pero cuatro años después pasa a ser el señorío de la reina D.ª Violante. Las luchas por la sucesión, que se producen al final del reinado de Alfonso X, tienen su repercusión en Murcia, y el rey la entrega al concejo de Murcia en 1283 con la condición de que fuera habitada con población cristiana. Esto pudo suponer la incorporación al municipio de la capital y un cambio radical en el rumbo de su historia, pero la muerte del Rey Sabio al año siguiente y la sucesión de Sancho IV no hizo posible tal posibilidad. Alcantarilla continuaría con su población musulmana hasta el siglo XVI y con su independencia del ayuntamiento de Murcia.
El lugar pasaría otra vez a poder de la reina D.ª Violante hasta 1296 que, invadido el reino por el rey de Aragón, es donada por el monarca al noble Joan Garcés de Loasia. Se mantuvo como dominio aragonés durante cuatro años, volviendo en 1300 otra vez a D.ª Violante. Poco después muere la reina y la población le correspondió a D.ª María de Molina, que poseyó el señorío hasta su fallecimiento en 1321. La situación de Alcantarilla llegaría a estabilizarse cuando en este año toma posesión de la aldea el cabildo y obispo de Cartagena.
El prelado murciano D. Martín Martínez había conquistado en 1309 el castillo de Lubrín, en tierras de Almería, y el rey Fernando IV se lo había canjeado por las posesiones de la reina, entre ellas la alquería de Alcantarilla. El señorío eclesiástico sería el de más larga duración, ya que se prolongaría durante 259 años hasta concluir en 1580.
Durante el siglo XIV y el primer tercio XV la historia de la localidad se verá marcada por las continuas disputas entre el concejo de Murcia y los señores de Alcantarilla. Al ser un enclave dentro del término de la capital creará una situación no muy clara sobre su jurisdicción.
Las autoridades concejiles murcianas pretenderán considerarlo como parte de su término y enviarán a jueces y almotacenes a ejercer la justicia y a cobrar impuestos a sus habitantes. Pero el cabildo y obispo de la diócesis, como señores del lugar, reclamarán su propia jurisdicción sobre la aldea. Estas disputas, que ya surgen en tiempos de D.ª María de Molina, se agudizan con el señorío eclesiástico; llegando, a veces, el obispo a amenazar con la excomunión a las autoridades murcianas. El rey será siempre el recurso al que acuden las partes en litigio en demanda de sus privilegios. Pero las cartas reales, además de ser en algunos casos contradictorias, no son tenidas en cuenta por los jueces y regidores de Murcia que, una y otra vez, se niegan a aceptar la independencia de Alcantarilla. De esta manera se prolonga el pleito durante años, hasta que en 1437 un juez especial designado por el rey Juan II, el bachiller Alfonso Núñez de Toledo dictó la sentencia definitiva, que sería a favor de la Iglesia de Cartagena, reconociendo la jurisdicción de ésta sobre la localidad.
Esta sentencia y este año de 1437 son claves en la historia de Alcantarilla, ya que supuso el reconocimiento por todos de su independencia respecto a la ciudad de Murcia, y ocasionará en el futuro que nuestra villa tenga Ayuntamiento propio y no se convierta en una pedanía más del término de la capital.
En el período del señorío eclesiástico tuvieron lugar varios sucesos cuyas huellas llegan hasta nuestros días. El primero fue la construcción de una noria sobre la acequia de Alquibla o Barreras, que trajo un considerable aumento de los regadíos del término y la consolidación como núcleo urbano de Alcantarilla. Esta noria, iniciada su instalación en 1451 y aprobada definitivamente por el concejo de Murcia en 1457, aumentó su tamaño en 1550, después de varios pleitos con la ciudad de Murcia. Con el paso de los años ha ido renovándose la rueda de madera hasta llegar a la actual de hierro que sigue en uso y puede admirarse junto al Museo de la Huerta.
En 1502 se produce otro hecho trascendental para la villa, la conversión obligada de sus habitantes, en su inmensa mayoría musulmana, al cristianismo. Esto influiría, junto con el establecimiento de la noria en el siglo anterior, en el aumento demográfico, por el mayor dinamismo de la población cristiana que se veía libre de los tributos que sufrían los musulmanes.
No menos importante es lo sucedido en 1545, en el que una gran avenida conjunta del Segura y el Sangonera arrasó por completo el pueblo, no dejando prácticamente ninguna casa en pie, lo que dio lugar al inmediato traslado de las viviendas unos quinientos metros hacia el oeste, en un lugar más alto alejado del Segura, en los alrededores de la actual iglesia de San Pedro, en donde se construyó el nuevo pueblo, perdiendo el contacto con el paso del río que había sido su signo de identidad durante siglos.
El cabildo eclesiástico, que había quedado como señor único de la villa en 1456 al repartirse el obispo y cabildo los lugares de Alguazas y Alcantarilla, perdió también su señorío en 1850. Los aprietos por los que pasó la Hacienda Real en tiempos de Felipe II tuvieron su repercusión en la historia de Alcantarilla. El monarca la incorporó a la Corona para pagar con su venta parte de los préstamos que día a los banqueros extranjeros. Por esta razón fracasó el intento de adquirirla que hicieron los regidores del concejo de Murcia, siendo vendida por 24.000 ducados a un grupo de prestamistas genoveses, quedando finalmente la jurisdicción en el noble genovés Lázaro Usodemar, que tomaba posesión de la misma el 6 de agosto de 1581.
Menos de un siglo duró el señorío de los Usodemar, pues con la muerte en 1677, sin descendencia, de D. Jerónimo de Sandoval Usodemar y Fajardo, biznieto de D. Lázaro, se extinguía esta familia y la jurisdicción de la villa pasaba otra vez a la Corona. Aunque no sin nuevos pleitos entre algunos parientes de los Usodemar, la Iglesia de Cartagena, el oficio de la Misericordia de Génova y la propia Monarquía. La sentencia del Consejo Real de 8 de marzo de 1698 puso fin a los pleitos y la jurisdicción de la villa pasaba otra vez a la Corona.
Durante el tiempo de los Usodemar el hecho más relevante que se produjo en la villa fue la expulsión de los moriscos en 1614. Éstos representaban la población más antigua de la villa, eran los alcantarilleros que se habían convertido forzosamente a principios del siglo anterior a la religión cristiana y, ahora, sospechando que aún seguían practicando ocultamente el islamismo, fueron expulsados de España. Tal medida significó para nuestra villa la pérdida de un tercio de su población, aproximadamente 600 personas.
Después de la sentencia del Consejo real Alcantarilla deja de ser un lugar de señorío tradicional, pero tampoco se convierte en una villa de realengo. Se trata de una situación señorial especial en la que el señor es el propio rey, que ejerce sus funciones a través del Consejo. Éste nombrará a un Juez Protector que tendrá a su cargo la jurisdicción civil y criminal y la facultad de nombrar a los oficiales del concejo, igual que habían hecho los anteriores señores a lo largo de varios siglos. El primer Juez Protector fue D. Rodrigo de Miranda a quien le sucedió el conde de Gondomar y a éste el cardenal Belluga. Así se fueron sucediendo diversos nobles y personajes del Consejo Real en el cargo de Juez Protector, hasta llegar en 1835 al último de ellos que fue D. Ramón López Pelegrín, duque de Bailén. Al año siguiente se proclamó la constitución de 1812, desapareciendo los señoríos y mayorazgos del antiguo régimen, y con ello Alcantarilla se constituye como ayuntamiento constitucional de manera definitiva, siendo el primer alcalde de esta nueva etapa D. Diego García.
Ya antes hubo ayuntamiento constitucional en el período liberal 1820-23, siendo en estos años cuando se produce un hecho que pudo cambiar el futuro de la villa: la ampliación de su término municipal. Tal aspiración se vio frustrada por la vuelta del absolutismo; Alcantarilla no vería cumplida esta necesidad, y sólo en parte, hasta 1987. El 21 de mayo de este año aprobaba la Comunidad Autónoma la segregación de 10,2 kilómetros cuadrados del municipio de Murcia y la incorporación al término de Alcantarilla, que venían a aumentar su minúscula extensión de 5,53 kilómetros cuadrados que ha tenido siempre esta localidad. Aunque se trata de algo muy reciente, no cabe duda de que estamos ante un hecho histórico de trascendental importancia para el futuro de nuestra villa.
No podemos terminar este breve resumen de la historia de Alcantarilla sin hacer alusión a algunos de sus hijos ilustres. Tenemos que citar en primer lugar al Beato Andrés Hibernón (1534-1602), aunque nació en Murcia no olvidemos que fue Alcantarilla el lugar donde transcurrió su niñez, en casa de sus padres, para pasar luego la mayor parte de su vida en Valencia, en la ciudad de Gandía. Otro personaje digno de destacar es el Sabio Lorente, Sebastián Lorente Ibáñez, (1813-1884), que nació en nuestra población pero emigró joven a Perú donde realizó una ingente labor cultural y de investigación histórica, llegando a ser una de las figuras más sobresalientes de la cultura peruana del siglo XIX. Finalmente, otro ilustre hijo de la villa fue Pedro Jara Carrillo (1876-1927), destacada figura de las letras en la Murcia de principios del siglo XX; fue sobre todo poeta, autor del himno a Murcia, y periodista, dirigió durante muños años el periódico “El Liberal”.
DISTRIBUCIÓN POR SEXOS:
HOMBRES | MUJERES | TOTAL |
21.127 | 21.492 | 42.619 |
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN LOS ÚLTIMOS AÑOS:
Años | Población |
2022 | 42.630 |
2021 | 42.559 |
2020 | 42.345 |
2019 | 42.048 |
2018 | 41.622 |
2017 | 41.331 |
2016 | 41.155 |
2015 | 41.021 |
2014 | 40.907 |
2013 | 40.695 |
2012 | 41.381 |
2011 | 41.568 |
2010 | 41.326 |
Pincha AQUÍ para ver, al completo, los datos estadísticos de Alcantarilla, a través del Centro Regional de Estadística de Murcia.
La presencia de población en Alcantarilla se remonta a los tiempos remotos de la prehistoria. En las proximidades de la casa de Cayitas, junto al antiguo cauce del río Sangonera, debió existir un poblado ibérico allá por el siglo V a. d J.C., con su necrópolis por la actual calle Hurtado Lorente, en donde se encontró en 1964 una vasija de origen griego de gran belleza que se conserva en el Museo Arqueológico Provincial.
Otro lugar que ha aportado importantes descubrimientos, fragmentos de esculturas de animales y de columnas, además de restos cerámicos, ha sido el cabezo de El Agua Salada, donde hubo un asentamiento ibérico, y posiblemente santuario, también por el siglo V a. de J. C., que permaneció durante siglos hasta la época romana.
Próximo al Museo de la Huerta se han hallado cerámicas que demuestran la existencia de una villa romana entre los siglos I y III d. de J.C. Aunque no son éstos los únicos vestigios arqueológicos de aquel tiempo, pues fragmentos cerámicos ibéricos y romanos se han encontrado por diversas calles de Alcantarilla, desde la vecina Voz Negra hasta las proximidades de Javalí Nuevo. Sin duda la permanencia de población en este lugar en tiempo de los romanos se vio favorecida por ser una zona de paso, característica que ha permanecido en los siglos posteriores, pues por nuestra villa pasaba una importante calzada romana, la que unía Cartagena con las ciudades de la Meseta.
Vienen después varios siglos de oscuridad, en los que nada se sabe con certeza de lo que pasó en Alcantarilla, hasta que parecen las primeras referencias escritas de su existencia en los siglos XI y XII, con las citas de dos autores musulmanes que nos hablan de “Qantarat Askaba”, junto al río Segura, creemos que por los alrededores del puente de Las Pilas, también como lugar de paso en la ruta que comunicaba a Murcia con Granada.
Con la conquista castellana se la conocerá con la denominación de “Alcantariella”, por lo que sigue haciendo referencia a la existencia de un puente pequeño en el río Segura. Del siglo XII ha llegado hasta nosotros el documento más antiguo de nuestra villa, la concesión que hace Alfonso X de la aldea a la orden de Alcántara el 8 de octubre de 1252, cuando todavía el reino de Murcia era sólo un protectorado castellano.
En los años siguientes Alcantarilla cambiará varias veces de dueño al compás de los conflictos bélicos que se suceden en el reino. En 1266, al caer Murcia definitivamente en poder de los cristianos, permanecerá en los territorios que le dejan al rey musulmán de La Arrixaca Muhammad ibn-Hud, pero cuatro años después pasa a ser el señorío de la reina D.ª Violante. Las luchas por la sucesión, que se producen al final del reinado de Alfonso X, tienen su repercusión en Murcia, y el rey la entrega al concejo de Murcia en 1283 con la condición de que fuera habitada con población cristiana. Esto pudo suponer la incorporación al municipio de la capital y un cambio radical en el rumbo de su historia, pero la muerte del Rey Sabio al año siguiente y la sucesión de Sancho IV no hizo posible tal posibilidad. Alcantarilla continuaría con su población musulmana hasta el siglo XVI y con su independencia del ayuntamiento de Murcia.
El lugar pasaría otra vez a poder de la reina D.ª Violante hasta 1296 que, invadido el reino por el rey de Aragón, es donada por el monarca al noble Joan Garcés de Loasia. Se mantuvo como dominio aragonés durante cuatro años, volviendo en 1300 otra vez a D.ª Violante. Poco después muere la reina y la población le correspondió a D.ª María de Molina, que poseyó el señorío hasta su fallecimiento en 1321. La situación de Alcantarilla llegaría a estabilizarse cuando en este año toma posesión de la aldea el cabildo y obispo de Cartagena.
El prelado murciano D. Martín Martínez había conquistado en 1309 el castillo de Lubrín, en tierras de Almería, y el rey Fernando IV se lo había canjeado por las posesiones de la reina, entre ellas la alquería de Alcantarilla. El señorío eclesiástico sería el de más larga duración, ya que se prolongaría durante 259 años hasta concluir en 1580.
Durante el siglo XIV y el primer tercio XV la historia de la localidad se verá marcada por las continuas disputas entre el concejo de Murcia y los señores de Alcantarilla. Al ser un enclave dentro del término de la capital creará una situación no muy clara sobre su jurisdicción.
Las autoridades concejiles murcianas pretenderán considerarlo como parte de su término y enviarán a jueces y almotacenes a ejercer la justicia y a cobrar impuestos a sus habitantes. Pero el cabildo y obispo de la diócesis, como señores del lugar, reclamarán su propia jurisdicción sobre la aldea. Estas disputas, que ya surgen en tiempos de D.ª María de Molina, se agudizan con el señorío eclesiástico; llegando, a veces, el obispo a amenazar con la excomunión a las autoridades murcianas. El rey será siempre el recurso al que acuden las partes en litigio en demanda de sus privilegios. Pero las cartas reales, además de ser en algunos casos contradictorias, no son tenidas en cuenta por los jueces y regidores de Murcia que, una y otra vez, se niegan a aceptar la independencia de Alcantarilla. De esta manera se prolonga el pleito durante años, hasta que en 1437 un juez especial designado por el rey Juan II, el bachiller Alfonso Núñez de Toledo dictó la sentencia definitiva, que sería a favor de la Iglesia de Cartagena, reconociendo la jurisdicción de ésta sobre la localidad.
Esta sentencia y este año de 1437 son claves en la historia de Alcantarilla, ya que supuso el reconocimiento por todos de su independencia respecto a la ciudad de Murcia, y ocasionará en el futuro que nuestra villa tenga Ayuntamiento propio y no se convierta en una pedanía más del término de la capital.
En el período del señorío eclesiástico tuvieron lugar varios sucesos cuyas huellas llegan hasta nuestros días. El primero fue la construcción de una noria sobre la acequia de Alquibla o Barreras, que trajo un considerable aumento de los regadíos del término y la consolidación como núcleo urbano de Alcantarilla. Esta noria, iniciada su instalación en 1451 y aprobada definitivamente por el concejo de Murcia en 1457, aumentó su tamaño en 1550, después de varios pleitos con la ciudad de Murcia. Con el paso de los años ha ido renovándose la rueda de madera hasta llegar a la actual de hierro que sigue en uso y puede admirarse junto al Museo de la Huerta.
En 1502 se produce otro hecho trascendental para la villa, la conversión obligada de sus habitantes, en su inmensa mayoría musulmana, al cristianismo. Esto influiría, junto con el establecimiento de la noria en el siglo anterior, en el aumento demográfico, por el mayor dinamismo de la población cristiana que se veía libre de los tributos que sufrían los musulmanes.
No menos importante es lo sucedido en 1545, en el que una gran avenida conjunta del Segura y el Sangonera arrasó por completo el pueblo, no dejando prácticamente ninguna casa en pie, lo que dio lugar al inmediato traslado de las viviendas unos quinientos metros hacia el oeste, en un lugar más alto alejado del Segura, en los alrededores de la actual iglesia de San Pedro, en donde se construyó el nuevo pueblo, perdiendo el contacto con el paso del río que había sido su signo de identidad durante siglos.
El cabildo eclesiástico, que había quedado como señor único de la villa en 1456 al repartirse el obispo y cabildo los lugares de Alguazas y Alcantarilla, perdió también su señorío en 1850. Los aprietos por los que pasó la Hacienda Real en tiempos de Felipe II tuvieron su repercusión en la historia de Alcantarilla. El monarca la incorporó a la Corona para pagar con su venta parte de los préstamos que día a los banqueros extranjeros. Por esta razón fracasó el intento de adquirirla que hicieron los regidores del concejo de Murcia, siendo vendida por 24.000 ducados a un grupo de prestamistas genoveses, quedando finalmente la jurisdicción en el noble genovés Lázaro Usodemar, que tomaba posesión de la misma el 6 de agosto de 1581.
Menos de un siglo duró el señorío de los Usodemar, pues con la muerte en 1677, sin descendencia, de D. Jerónimo de Sandoval Usodemar y Fajardo, biznieto de D. Lázaro, se extinguía esta familia y la jurisdicción de la villa pasaba otra vez a la Corona. Aunque no sin nuevos pleitos entre algunos parientes de los Usodemar, la Iglesia de Cartagena, el oficio de la Misericordia de Génova y la propia Monarquía. La sentencia del Consejo Real de 8 de marzo de 1698 puso fin a los pleitos y la jurisdicción de la villa pasaba otra vez a la Corona.
Durante el tiempo de los Usodemar el hecho más relevante que se produjo en la villa fue la expulsión de los moriscos en 1614. Éstos representaban la población más antigua de la villa, eran los alcantarilleros que se habían convertido forzosamente a principios del siglo anterior a la religión cristiana y, ahora, sospechando que aún seguían practicando ocultamente el islamismo, fueron expulsados de España. Tal medida significó para nuestra villa la pérdida de un tercio de su población, aproximadamente 600 personas.
Después de la sentencia del Consejo real Alcantarilla deja de ser un lugar de señorío tradicional, pero tampoco se convierte en una villa de realengo. Se trata de una situación señorial especial en la que el señor es el propio rey, que ejerce sus funciones a través del Consejo. Éste nombrará a un Juez Protector que tendrá a su cargo la jurisdicción civil y criminal y la facultad de nombrar a los oficiales del concejo, igual que habían hecho los anteriores señores a lo largo de varios siglos. El primer Juez Protector fue D. Rodrigo de Miranda a quien le sucedió el conde de Gondomar y a éste el cardenal Belluga. Así se fueron sucediendo diversos nobles y personajes del Consejo Real en el cargo de Juez Protector, hasta llegar en 1835 al último de ellos que fue D. Ramón López Pelegrín, duque de Bailén. Al año siguiente se proclamó la constitución de 1812, desapareciendo los señoríos y mayorazgos del antiguo régimen, y con ello Alcantarilla se constituye como ayuntamiento constitucional de manera definitiva, siendo el primer alcalde de esta nueva etapa D. Diego García.
Ya antes hubo ayuntamiento constitucional en el período liberal 1820-23, siendo en estos años cuando se produce un hecho que pudo cambiar el futuro de la villa: la ampliación de su término municipal. Tal aspiración se vio frustrada por la vuelta del absolutismo; Alcantarilla no vería cumplida esta necesidad, y sólo en parte, hasta 1987. El 21 de mayo de este año aprobaba la Comunidad Autónoma la segregación de 10,2 kilómetros cuadrados del municipio de Murcia y la incorporación al término de Alcantarilla, que venían a aumentar su minúscula extensión de 5,53 kilómetros cuadrados que ha tenido siempre esta localidad. Aunque se trata de algo muy reciente, no cabe duda de que estamos ante un hecho histórico de trascendental importancia para el futuro de nuestra villa.
No podemos terminar este breve resumen de la historia de Alcantarilla sin hacer alusión a algunos de sus hijos ilustres. Tenemos que citar en primer lugar al Beato Andrés Hibernón (1534-1602), aunque nació en Murcia no olvidemos que fue Alcantarilla el lugar donde transcurrió su niñez, en casa de sus padres, para pasar luego la mayor parte de su vida en Valencia, en la ciudad de Gandía. Otro personaje digno de destacar es el Sabio Lorente, Sebastián Lorente Ibáñez, (1813-1884), que nació en nuestra población pero emigró joven a Perú donde realizó una ingente labor cultural y de investigación histórica, llegando a ser una de las figuras más sobresalientes de la cultura peruana del siglo XIX. Finalmente, otro ilustre hijo de la villa fue Pedro Jara Carrillo (1876-1927), destacada figura de las letras en la Murcia de principios del siglo XX; fue sobre todo poeta, autor del himno a Murcia, y periodista, dirigió durante muños años el periódico “El Liberal”.
DISTRIBUCIÓN POR SEXOS:
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN LOS ÚLTIMOS AÑOS:
Al igual que tantos pueblos de España, Alcantarilla ha sabido dar a la Historia y la posteridad grandes hijos, que han llevado su origen con orgullo, preciándose del mismo y haciendo conocido y agradecido el nombre de su pueblo de origen. Pese a su escaso peso demográfico y a ser durante muchas épocas poco más que una aldea a la sombra de la capital, de sus barrios humildes han salido hombres que han dejado impreso su nombre en los libros de oro de la Historia, en cualquiera de sus ámbitos.
Fue el caso de Sebastián Lorente, hombre de marcado cariz humanista, que tras llegar hasta la corte de la regente María Cristina de Borbón, marchó a América, dejando en el Perú postcolonial una imborrable huella, ligada al progreso de la educación y su universalización. Aún hoy en día, su nombre y el de las obras que dejó allí, dedicadas sobre todo a mejorar la instrucción de las personas, son recordadas. Pero además de humanistas e ilustrados, Alcantarilla ha sabido también ser cuna de personas con una calidad humana y una bondad que les han permitido subir a los altares, como el Beato Andrés Hibernón.
También la política y las letras tienen en su seno a varios alcantarilleros ilustres, entre los que sobresale Pedro Jara Carrillo, destacado literato que llegó a ser uno de los más brillantes concejales del consistorio murciano en una época de regeneracionismo e impulso social. Gracias a sus gestiones y su tesón, hoy nuestra Región puede enorgullecerse de contar con uno de los mejores conservatorios superiores de España, o de tener en la Universidad de Murcia a un claro exponente de su pujanza científica, cultural y docente. A través de esta página queremos darles a conocer los grandes rasgos biográficos de estos alcantarilleros, que han hecho más conocido y apreciado el nombre de nuestro pueblo.
El próximo 21 de marzo de 2004 Madre Piedad de la Cruz será beatificada en Roma. Esta es la fecha anunciada para la culminación de un proceso que permitirá a Alcantarilla contar un acontecimiento extraordinario, de marcado carácter no sólo religioso, sino también social. Nacida en la localidad valenciana de Bocairente el 12 de noviembre de 1842, Tomasa Ortíz Real ha trascendido a la historia como Madre Piedad de la Cruz. Su futura consagración como beata, prevista para la primavera de 2004, la sitúan como uno de los grandes personajes ligados a Alcantarilla, adonde en 1887 trasladó la primera comunidad de Terciarias Carmelitas, que posteriormente, en 1890, se convertiría en la Congregación de Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús.
Alcantarilla ha sido durante años el municipio con mayor densidad de población de España.
Aspecto este que cambió en 1987, cuando su superficie se vio incrementada en 10,2 Km2 con terrenos segregados de Murcia, pasando así de los 5,5 Km2 a casi dieciséis, con lo que se cumplió una vieja aspiración de esta Villa.
Localizada a 1º 12′ 60” longitud Oeste y 37º 58′ 23” latitud Norte, la altura sobre el nivel del mar oscila, en el casco urbano, entre los 55 y los 95 metros.
Se encuentra a tan sólo 7 Km. de Murcia ciudad. El término municipal de Alcantarilla cuenta con la peculiaridad de estar rodeado en su totalidad por el término municipal de Murcia.
Así pues, Alcantarilla linda con las pedanías murcianas de Sangonera La Seca, San Ginés, Nonduermas, Puebla de Soto, La Ñora, Javalí Viejo y Javalí Nuevo.
San Pedro: es el barrio noble de la ciudad. En él se encuentra el Ayuntamiento, algunas sedes de los bancos, la iglesia de San Pedro Apóstol y la plaza homónima, así como muchos de los monumentos civiles y el tramo este de la Calle Mayor. También la Plaza del Olmo, en la calle de San Sebastián. Una placita rodeada de casas de colores con un centenario olmo en el centro.
San Roque: donde se localiza el casco antiguo de Alcantarilla. En agosto tienen lugar las fiestas más antiguas de la Villa. Su iglesia fue usada como cárcel durante la Guerra Civil y ha sido restaurada durante el año 2009 con una aportación aproximada del Ayuntamiento de 410.000 euros.
Campoamor: abarca el tramo oeste de la calle Mayor y es el barrio nuevo de la ciudad, correspondiente al ensanche que surgió en los años sesenta del Siglo XX tras derribar algunas importantes fábricas, como las de Cobarro y Galindo. A lo largo de algunas calle del corazón del barrio se sitúan los puestos del otro mercado semanal de la ciudad, situado en el barrio de la Torrica. Ambos son los miércoles.
San José Obrero: es un barrio periférico situado más allá de la Avenida del Príncipe. Actualmente se encuentra inmerso en un proceso de remodelación total tras las obras y derribos realizados en la Plaza de Pío XII.
Las Tejeras: levantado sobre una antigua fábrica de tejas. De ahí su nombre. En él se celebran desde hace décadas las Fiestas de la Paz en la Ermita del mismo nombre. En ella, a principios del Siglo XX, se encontró bajo el Altar una escalinata de bajaba a un pasadizo que llevaba hasta el Paraje del Agua Salá. Se desconoce su origen.
Florentino Gómez: es un barrio caracterizado por grandes bloques de pisos. Situado en sus comienzos a las afueras de la ciudad actualmente es un barrio plenamente integrado en el pueblo tras la construcción de nuevos accesos al Polígono Industrial Oeste así como multitud de edificios de nueva construcción. En él tienen lugar las Fiestas del Carmen.
La Torrica: es un barrio de reciente expansión situado en el entorno del Museo Etnológico de la Huerta. En las inmediaciones del barrio se encuentra la nueva localización del mercado semanal (antes en el barrio de San Pedro), compuesto por casi 300 puestos.
Cayitas: barrio surgido tras derribar la Fábrica de la Esencia y en torno al histórico Tribunal de la Inquisición o Casa de las Cayitas.
Otros barrios: Vistabella, Cabezo Verde, Cabezo Negro, Santa Rosa de Lima, El Potrox, El Llano
FERROCARRIL
La ciudad de Alcantarilla ha tenido una estrecha relación con la Historia de los ferrocarriles españoles debido a las varias estaciones de ferrocarril de la Red ferroviaria española que han prestado servicio a sus ciudadanos y empresas desde hace décadas, llegando a convertirse en un nudo de transporte muy importante en el que enlazaban varias líneas de tren, entre ellas el Ferrocarril del Almanzora (antigua línea Granada-Murcia), la línea Cartagena-Chinchilla-Madrid, o la línea Águilas-Murcia-Alicante, además de los múltiples convoyes de mercancías.
En 1884 se abre la antigua estación de Campoamor, también conocida como estación de Lorca, que fue cabecera de la línea de explotación privada Alcantarilla-Lorca-Baza, inaugurándose los 55,489 km del tramo entre Alcantarilla y Lorca el 28 de marzo de 1885. En 1941 pasa a ser operada por Renfe tras la nacionalización de los ferrocarriles españoles al término de la Guerra Civil Española. Hace poco, después de limitar varios años junto al CEIP Jara Carrillo, se optó por su demolición y la construcción de edificios en su lugar.24
En 1860 ya se había abierto la estación de Alcantarilla-Villa, parada en la línea Chinchilla-Cartagena. Durante gran parte del Siglo XXfue un importante núcleo de transportes ya que contaba con terminal de viajeros, hoy apeadero; terminal de carga, hoy cerrada; rotonda giratoria para las locomotoras y trenes no reversibles y muelle de carga tren-camión para mercancías y correos. Un ramal llegaba hasta la fábrica de Galindo.
También existe el apeadero de Alcantarilla-Los Romanos, en la línea Murcia-Lorca-Águilas.
Las tres líneas estaban comunicadas entre sí dejando un gran triángulo en el centro denominado “Entrevías”. Hoy tal trazado no existe pues el ramal que unía las líneas Chinchilla-Cartagena y Alcantarilla-Lorca-Baza ha sido desmantelado pero en su recuerdo se suele llamar “Plaza de Entrevías” a la Plaza “Adolfo Suárez” que ocupa su lugar y donde estaba el viejo edificio de la estación, demolido para la construcción de pisos.
Ya cerca del Polígono Industrial Oeste encontramos la Estación de Nonduermas, sede de la Aduana Murcia-Cargas y de talleres de Renfe Operadora.
Los servicios actuales son:
- Larga Distancia Renfe: cuatro trenes Altaria por sentido que unen Cartagena y Murcia con Albacete y Madrid-Chamartín.
- Cercanías Renfe: la línea C2 (Murcia del Carmen – Águilas) del núcleo Cercanías Murcia/Alicante tiene parada en la estación de Alcantarilla-Los Romanos.
- El paso por la ciudad de Trenes de mercancías, utilizando la vía férrea de la línea Cartagena-Chinchilla-Madrid.
TRANSPORTE POR CARRETERA
El municipio acoge en su término las autovías de Andalucía y de Cartagena (soterrada). A parte, pasan las carreteras N-340 y N-344 y varias comarcales con dirección Murcia y Molina de Segura. En su día la Avenida del Príncipe fue construida como carretera de circunvalación; hoy, dado el crecimiento urbanístico, esta ha sido integrada en la ciudad y se está construyendo una más alejada.
En cuanto a los autobuses la línea 44, antigua línea 33, comunica Alcantarilla con Sangonera, hacia un lado y con Murcia, Espinardo, Guadalupe, La Ñora hacia el otro. La línea 27, con cabecera en el centro de salud de Campoamor-Sangonera que dejó de dar servicio de urgencias, llega hasta la Ciudad Sanitaria de la S.S. Virgen de la Arrixaca, en la pedanía de El Palmar. La línea 41 lleva, hacia un lado, a las Torres de Cotillas, Molina de Segura y, hacia otro, a la estación de autobuses de San Andrés, en Murcia. La línea 91 pasa por la Avenida del Príncipe y comunica el barrio de San José Obrero con la Plaza Circular de Murcia y la línea 38 lleva desde el centro de Alcantarilla hasta el Campus Universitario de la Universidad de Murcia, en Espinardo.
Además de esto, dos líneas regionales pasan por su término municipal, una a Caravaca, y otra a Lorca, las dos con origen en Murcia-San Andrés.