1963. Archivo General de la Región de Murcia. Foto Usero. FOT_POS.037/001

La calle San Roque, una de las más antiguas de Alcantarilla, es la vía natural que salva el desnivel de acceso al templo del Santo, protector de las epidemias de la peste. Al final de la calle se levanta la ermita, construida en el siglo XVIII, a las afueras de la Villa, sobre un cabezo situado al noroeste de la población.

Su emplazamiento en la parte alta de la Villa fue motivo para que en el año 1945, la corporación municipal acordara trasladar el reloj público al barrio de San Roque, tras el derribo del antiguo ayuntamiento, instalándose primeramente en una torre en la Plaza del Aire. Pero en 1953, el crecimiento urbano de la plaza y su entorno restaba sonoridad y visibilidad, por lo que se trasladó al campanario de la ermita con su original armadura metálica para albergar las campanas, hasta que, en 2009, al restaurar la iglesia se retira la torreta metálica.

En los años 60, la calle la constituían viviendas tradicionales de una o dos plantas y patios interiores, que incluso servían para la cría de animales, como los de las viviendas frente a la ermita donde se encontraban las cabras de “Perete” o la vaquería de “la Perdigona”. Una calle de actividad comercial con pequeños locales, como la panadería del “Monete” fundada por Antonio Ortiz Manzanera en 1924, los ultramarinos de Pepito “el Calero” o la floristería de Lola y Pedro.

En torno a la ermita se vertebró el populoso Barrio de San Roque, en el que celebran cada mes de agosto los festejos más antiguos de la localidad.

En 1969, la ermita de San Roque pasó a ser parroquia, convirtiéndose en la tercera de Alcantarilla.