
La Puerta de San Sebastián se abría a la calle Mayor como segundo acceso de la iglesia de San Pedro Apóstol, según la costumbre de dotar a los templos de dos entradas, una principal y otra secundaria, que permitieran la rápida evacuación en caso de los frecuentes incendios, posibilitando a su vez que las procesiones de rogativa entraran en la iglesia por una puerta y la abandonaran por la otra.
Recibe el nombre de San Sebastián porque, según la tradición, se emplazaba en el lugar de entrada a la primitiva ermita del Santo. La ermita se construyó bajo la advocación del protector de las epidemias de peste, cuando la población de Alcantarilla, tras la riada de San Lucas en 1545, se trasladó de su emplazamiento primitivo cerca del Puente de las Pilas a un lugar más alto, huyendo de las continuas avenidas del río.
La portada era de sillería labrada, utilizándose la piedra para remarcar y ennoblecer el acceso al templo, en contraposición con el uso del ladrillo generalizado en el resto de la construcción. Se configuraba en dos cuerpos, sobreelevados por una escalinata, que salvaba el desnivel con la calle Mayor.
En el cuerpo inferior, a modo de arco de triunfo, se disponía un arco de medio punto entre parejas de dos pilastras y columnas, los fustes estriados combinando un tramo de estrías verticales y otro en forma helicoidal, como en el antiguo retablo del altar mayor del siglo XVII, obra atribuida a Juan Bautista Estangueta, que fue destruido en 1936. Entre las columnas se situaban dos nichos con imágenes de apóstoles. El segundo cuerpo lo presidía una hornacina, con la imagen de San Pedro Apóstol, remarcándolo con un frontón triangular partido.
A ambos lados del frontón lucían dos blasones: el de la izquierda, un escudo pontificio con tiara y llaves cruzadas, y el de la derecha, un blasón nobiliario.
Aunque se desconocen la fecha de realización y el maestro de cantería que ejecutó esta portada, los elementos arquitectónicos y decorativos que incluye permiten relacionarla con otras obras destacadas en la Región durante las primeras décadas del siglo XVII, como la fachada de la iglesia de San Esteban de Murcia.
Hasta su demolición en 1961, para la edificación del nuevo templo parroquial, la fachada de San Sebastián, conocida como “puerta chica”, fue una de las obras más importantes del patrimonio artístico de Alcantarilla.